Zoughbi Zoughbi, Rock Rock i el pare Balian

novembre 14, 2023

(Betlem, Palestina)

“Esto es una organización clandestina, somos parte de la resistencia palestina para destruir a Israel”, dice Zoughbi Zoughbi, y el padre Balian ríe. Zoughbi Zoughbi es el director de Wi’am, el Centro de Transformación del Conflicto Palestino, una organización cultural y pacifista con distintos proyectos educativos, de rehabilitación de los barrios, resistencia no violenta, etcétera. A la sede de la asociación, han venido a verle dos amigos: el Dr. Peter Qumriq, cirujano, y el Muy Reverendo Padre Asbed Balian, Superior por la Iglesia Apostólica Armenia en la Basílica de la Natividad de Belén.

El Dr. Qumriq es ortodoxo griego, como lo son la mayoría de los cristianos de la región. Los cristianos, a su vez, son una minoría muy pequeña en toda Palestina, pero una minoría importante en Jerusalén, Belén y alrededores. Históricamente, fue la religión mayoritaria en la región: en Belén, hay una quincena de iglesias, dos mezquitas y ninguna sinagoga. El centro de la ciudad es uno de los puntos más tranquilos de Cisjordania: el Dr. Qumriq explica que el trabajo que hace ahora no es muy distinto al de siempre, pero que están expectantes y preparándose para lo que pueda venir. En toda Cisjordania, en las últimas seis semanas, han muerto cuatro israelíes y más de 180 palestinos en sucesos relacionados con la guerra: incursiones del ejército israelí, incursiones de colonos o escaramuzas en zonas fronterizas. El último incidente grave fue precisamente en un check-point al norte de Belén. El pasado jueves, cuatro milicianos palestinos mataron a un soldado israelí e hirieron a otros siete; tres de los atacantes fueron abatidos y el cuarto huyó. Una semana antes, Mohammed Ali Aziyah, de 17 años, era asesinado en la azotea de su casa, en el campo de Ayda, por un tirador israelí posicionado en una torreta del muro de separación.

Las oficinas de Wi’am están a poco más de diez metros del muro. Esta sección es una extensión del muro de separación entre Israel y Cisjordania que penetra para proteger la Tumba de Rachel, un lugar de oración para los judíos y de turismo para los turistas. El propio muro es también un sitio icónico y turístico. Está lleno de graffitis bien hechos y pintadas mal hechas, con proclamas que van desde el pacifismo banal (“Make hummus not walls”) a las reivindicaciones nacionales (“Free Palestine”), pasando por los anuncios de tours guiados en el campo de refugiados de Ayda (“Ali Tour on Instagram @banksy.2”).

El papamóvil del Segafredo

El padre Balian va en el asiento del copiloto y, a la izquierda del padre, conduce Zoughbi Zoughbi, y acompaña la música haciendo girar un rosario con la mano derecha. El padre Balian explica que es una canción patriótica palestina, y Zoughbi Zoughbi añade que la letra habla de destruir Israel y América y Europa… y los dos se ríen. Shazam (una app que permite identificar la música) dice que es una canción de Omar Al-Abdullat, “Oh, montaña, ningún viento te sacude”. Sí que es una canción patriótica pero los versos más contundentes no son demasiado contundentes: “de frontera a frontera, todo volverá a Palestina” y, hacia el final de la canción, “musulmanes y cristianos, con la ayuda de Dios, saldremos victoriosos”.

“Los cristianos somos parte del pueblo palestino y estamos bajo ocupación. Todos somos víctimas de esa injusticia. Pero no odiamos a los judíos, odiamos la opresión, sea cual sea la identidad del opresor”. Zoughbi Zoughbi habla pausadamente en la terraza del Segafredo: “Cuando pedías a nuestros antepasados quien era palestino, decían: ‘un musulmán, un judío, un cristiano’. Yo añadiría un druso, un alauí, un samaritano… cualquier persona, con independencia de su fe, es un palestino siempre y cuando ya estuviera en esta tierra antes de 1948”. Todos los antepasados de Zoughbi Zoughbi son palestinos, dice, desde tiempos inmemoriales: “Soy de origen árabe, palestino, cristiano. Esto no es la Santísima Trinidad, pero es mi identidad”. En la terraza del Segafredo tienen expuesto el papamóvil de cuando el papa Francisco visitó Palestina en 2014, y tienen también un portal de Belén con un niño Jesús de dos metros tallado en madera de olivo. El portal de Belén de verdad está a menos de cincuenta metros.

Llega Rock Rock y se sienta con Zoughbi Zoughbi y el padre Balian. “Zoughbi es católico romano, Rock es ortodoxo griego y yo soy ortodoxo armenio. Pero nosotros preferimos decir sólo que somos cristianos”, dice el padre Balian. Son amigos, y ahora que todo está medio parado, se juntan con más frecuencia, y a veces ríen y a menudo se lamentan. Rock Rock cuenta que han matado, en Gaza, a una amiga de todos ellos: Elham Farah. Los soldados israelíes le han disparado en una pierna, ha quedado tirada en el suelo desangrándose, y después le ha pasado un tanque por encima. Elhan Farah era cristiana, tocaba el piano en la iglesia y venía cada Navidad a Belén. El padre Balian está sobrecogido: “¿Dónde está la conciencia humana? No sólo matan, hacen sacrilegio”. El padre, por su posición, mide mucho sus palabras

Pasadas las tres y media, comienza la llamada a la oración desde la mezquita de Omar, a cuatro pasos del Segafredo y a dos de la Natividad. Cuando concluye la grabación, se escuchan un zumbido electrónico que disuelve bruscamente toda la embriaguez mística de la llamada. A las cuatro, repican las campanas.

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